LA FRASE

LA FRASE: "Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo" (Ramón Trecet).

Picos Royo y Culibillas, (2429m y 2509m). (26 de Diciembre de 2011)

Salida: Aparcamiento de Anayet (Formigal), 1750m.
Llegada: Pico Royo (2429m) y Pico Culibillas (2509m)
Desnivel acumulado: Unos 875m según el GPS.
Tiempo empleado: Casi 6 horas incluyendo paradas.

Ascensiones realizadas junto a Juan Carlos.

Enlace para la descarga del track en wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2348118


Mapa del itinerario seguido.
Perfil con los datos del GPS.
INTRODUCCIÓN:

Juan Carlos y yo veíamos cómo se acercaba el final del año y no hacíamos nada desde la subida a Peña Foratata, unas veces por mal tiempo, otras por descuadre de agendas, el caso es que el día 26 de Diciembre que era festivo en Aragón y daban una previsión muy buena de tiempo, sería el día idóneo para atacar alguna cima. Las dos que subimos este día son unas que teníamos muchas ganas ya que cierran el cordal que desde el Pico y Vértice de Anayet llega al Pico Royo. De esta forma podríamos cerrar esta cresta y cubrir todos los picos importantes de la zona. Ya solo me queda el Espelunziecha en este pequeño sector, ¿será pronto?, ya lo veremos.

ASCENSIÓN:

Salimos de casa a las 6.30h para evitar las caravanas de posibles esquiadores que fueran a Formigal. Tuvimos suerte ya que al no ser festivo en otras comunidades nos encontramos una carretera muy tranquila. Cuando llegamos a las 9.00h al aparcamiento de Anayet, en la estación de esquí de Formigal, vemos que no estaremos solos, al menos al principio ya que el camino va al lado de la pista azul de Anayet. Una vez equipados y algo abrigados ya que la mañana es fresca, nos ponemos en marcha por el ya conocido camino que remonta las pistas de esquí, detrás del telesilla de Anayet. La nieve está blanda por aquí pero sin llegar a hundirnos en exceso ya que tampoco hay mucha en esta altura. Cuando vemos a la derecha la entrada al Valle de Culibillas debemos obviar este camino y seguir recto hacia arriba, al lado todavía de la pista de esquí. Cuidado con los esquiadores que les gusta salirse de la pista y pasarte cerca, serán muy graciosos pero llevan peligro.

Más adelante vemos un vallecito que se abre a nuestra derecha, a unos 1950m de altitud; este es el Barranco de Lapazuso por el que debemos meternos e ir internándonos poco a poco a la vez que ganando algo de altura. Todo esto muy suavemente y sin grandes esfuerzos.


Comienzo del Barranco de Lapazuso.
La única dificultad que encontramos fue la calidad y cantidad de la nieve ya que nos hundíamos irremediablemente en ella, en algunos puntos hasta más arriba de la rodilla. Esto supone un esfuerzo extra que añadió más dificultad a una ruta que en verano tiene que ser muy sencilla.

Juan Carlos va abriendo huella hundiéndose hasta la rodilla.
Pasado la mitad de este pequeño valle podemos avistar ya nuestro primer objetivo, el Pico Royo. Ya recibe los rayos de sol y desde aquí abajo tiene un aspecto fiero, vertical, desafiante. Esperemos estar a la altura de las circunstancias y respetando su propia naturaleza poder subir a su cumbre y disfrutar del entorno y las vistas.

Vista del Pico Royo desde el Barranco de Lapazuso.
Vamos a unos cuantos metros de distancia de unos esquiadores de travesía, nos da cierta envidia ver cómo ellos progresan sin hundirse en la nieve mientras nosotros vamos haciendo relevos para repartir el esfuerzo. Sobre todo da más envidia saber que luego bajarán en un pis pas hasta el aparcamiento...

Llegamos a una pequeña planicie donde se asienta el Ibón de Lapazuso aunque no lo vemos ya que además de estar prácticamente colmatado el manto nivoso lo cubre por completo. En este punto dudamos de si seguir la ruta normal hasta un collado que tenemos en frente de nosotros o coger un corredor que desde el lado Este sube para entroncar con la vía normal a escasos metros ya de la cima. Al final optamos por la normal ya que tenemos más referencias de esta ruta y la nieve no parece estar para muchas alegrías en el corredor que cito.

Así pues comenzamos a ganar altura, ahora sí, fuertemente por una pala que nos dejará en un pequeño llano.

Vista de la zona de Lapazuso una vez superada la pendiente.
Desde este llano, a unos 2250m vemos el collado entre el Pico Royo y el Culibillas así como una serie de resaltes rocosos del color rojizo típico en esta zona del Pirineo. Seguimos subiendo y torcemos a la izquierda buscando el lomo norte del Pico Royo. Mientras lo hacemos nos adelanta Jorge Gª Dinhix junto con su grupo que también se dirigen al Pico Royo; nos agradece la huella que hemos estado abriendo y cambiamos impresiones hasta que llegamos al hombro donde ya vemos por dónde tendremos que subir para atacar la cima.

Dos montañeros en pleno corredor camino de la cima del Royo.
Vemos el corredor por donde tenemos que subir, da un poco de respeto visto desde aquí y luego, más cerca, aún dará más debido a las condiciones del mismo. Y es que la nieve no es abundante, está o muy blanda o helada, y todo ello mezclado con hierba y roca, mal panorama pero lo vemos factible una vez dentro. Hasta la parte complicada no hacemos sino seguir las huellas que han dejado el par de montañeros que nos precede y cómodamente ganar metros hasta llegar al propio corredor. Allí nos armamos de prudencia y afrontando de manera segura cada paso, cada agarre, cada clavada de piolet vamos ganando metros al corredor y en unos minutos con alguna duda, conseguimos llegar a la cumbre del Pico Royo llenos de satisfacción.

Juan Carlos progresando hacia la parte difícil del corredor.
Salida del corredor. El ambiente es tremendo.
Llegamos a la cima del Royo en unas dos horas y cuarenta minutos, menos tiempo de lo que esperábamos si nos ateníamos a nuestro estado de forma antes de empezar a caminar. Una vez en la cima disfrutamos de las vistas hacia la Canal de Izás, hacia Balaitús, Infiernos, Anayet y por supuesto hacia nuestro próximo objetivo, el Pico Culibillas.

La Canal de Izás vista desde la cima del Pico Royo (2429m)

Servidor en la cima del Royo, primer objetivo cumplido.

Vista del Arroyeras (izda.) y del Culibillas (dcha.). Dos bonitas pirámides de más de 2500m.

Hemos hecho muchas fotos y disfrutado del entorno pero no nos quitamos de la cabeza que debemos descender el corredor de nuevo. El grupo de Jorge ha decidido no subir por no comprometer a nadie de su grupo, van bastantes y a veces uno puede sobrevalorar sus capacidades poniéndose en peligro por lo que deciden que no subirán, una buena decisión a tenor de cómo estaba el tema. Juan Carlos y yo nos acercamos al corredor y poniéndonos de cara a la montaña y de espaldas al vacío vamos descendiendo. Cuando llegamos a la parte delicada nos aseguramos muy mucho de clavar bien el pico del piolet como agarre de seguridad y clavamos con fuerza los crampones en la nieve, así conseguimos ir bajando lentamente pero de forma segura. En unos minutos de tensión conseguimos estar ambos en la parte menos difícil, metidos ya en la huella profunda de la nieve y bajamos algo más buscando ahora el camino que nos lleva al collado entre el Pico Royo y el Pico Culibillas. Nos relajamos bastante en este momento y no es para menos.

Descenso del corredor en su parte peor, véase la nieve mezclada con hierba, roca, etc.

Ahora le toca bajar a Juan Carlos, ¡¡cuidado que la cosa está empinadilla!!

La travesía a media ladera que nos lleva hacia el collado que buscamos entre los dos picos es un poco penosa al principio ya que nos volvemos a hundir bastante. Menos mal que al final va mejorando algo la nieve y nos hundimos menos, en unos minutos estamos en el pequeño y estrecho collado que se abre a la Canal de Izás. Ahora el sol será nuestro compañero todo el rato ya que pasamos a la vertiente Sur de este cordal y no la abandonaremos hasta la cima del Culibillas. Hay mucha huella de esquís así que siguiéndola vamos avanzando entre animada y entretenida conversación; el grupo de Jorge va muy delante (es lo que tiene llevar esquís y estar tan fuertes, claro) y los otros dos esquiadores en medio. Aquí notamos calor aunque no lo haga, pero el sol pica y cuando nos acercamos a la cresta llega el viento frío que nos despeja y se agradece.

Progresando por la ladera que lleva a la cima del Culibillas.
Superamos un pequeño resalte que se interpone a mitad de camino, es lo que llaman la antecima del Culibillas. No tiene trascendencia pero su descenso para volver a retomar la senda de subida está un poco pelado de nieve y hay que bajar con cuidado. Alguna vez miro atrás y puedo ver el Pico Royo con su agreste perfil.

Vista del Pico Royo camino del Culibillas, mirada atrás.
Juan Carlos sigue a buen ritmo y yo me voy quedando un poco atrás, me están costando estos últimos metros, ya sea por el desgaste realizado, por el calor o por lo que sea pero me cuesta llevar un ritmo bueno así que voy a mi paso. Al menos sirve el quedarme atrás para que mi compañero me saque esta bonita foto.

Voy llegando al Culibillas por la misma cresta. Un paisaje fabuloso.
Todo el mundo está comiendo en la cima del Culibillas y yo que llego apurado no tengo muchas ganas pero algo tengo que comer que luego viene la "pájara" a fastidiar la cosa. Pocos minutos después de llegar, el numeroso grupo de Jorge se dispone a seguir con su plan, que consiste en bajar el Culibillas, subir el Arroyeras y bajar por el Valle de Culibillas hasta el aparcamiento. Nosotros en cambio nos conformamos con bajar por donde vinimos.

Juan Carlos y yo en la cima del Culibillas (2509m).
Tras comer algo y hacer fotos volvemos desandando nuestros pasos, volvemos a pasar por la antecima del Culibillas, el collado estrecho y de aquí bajamos directamente al rellano previo al de Lapazuso con lo que ganamos unos cientos de metros y bastante tiempo. La nieve parece estar mejor ahora que hace unas horas y se avanza bien. Descendemos por el Barranco de Lapazuso y nos unimos a las pistas de esquí, en esta bajada tropiezo un par de veces tontamente pero el estar mirando a los esquiadores en lugar del suelo que pisas tiene estas cosas...

A las 15:00h llegamos al coche y tras cambiarnos ponemos rumbo a casa contentos con este reencuentro con la montaña y satisfechos por haber subido estas dos cumbres en pleno invierno; lo que en verano hubiera sido una excursión mediana ha ganado muchos enteros al hacerla en invierno, más esfuerzo, más cansancio, más tiempo pero mayor recompensa, eso es la montaña.